Es imprescindible para cualquier persona, pero especialmente para nuestros hijos, tener un grado de autoestima adecuado, que lo acompañen en su desarrollo personal y social. Como padres, tenemos mucho que ver con esa construcción y ese aprendizaje. Recordamos aquí algunas cosas que, si bien parecen obvias, muchas veces se nos olvidan en el transcurrir diario:
- No retemos continuamente a los niños por sus desaciertos. Equivocarse es parte del aprendizaje, y muchas veces sus errores cobran mayor dimensión a partir de nuestras propias preocupaciones.
- Muy por el contrario, resaltemos todos sus logros y esfuerzos.
- Nunca maltratemos a los niños, ni física ni verbalmente. El menosprecio a partir de frases "inocentes" ó consideradas graciosas por nosotros, causa efectos más profundos y serios en los más pequeños. Las comparaciones con otros niños también entran en este tipo de maltratos.
- En vez del maltrato, demostremos afecto siempre que podamos, no solo físicamente sino también con tus gestos, tu tiempo y tu presencia.
- Estimulemos y fomentemos la creatividad y posibilidad de resolución de problemas en los niños, con actividades que presenten desafíos (en la medida de cada uno), resaltando los aciertos y enseñándoles a aprender de los errores, a la vez que guiándolos en el camino de compromisos cada vez mayores.