viernes, 24 de diciembre de 2010

La fiesta del rey

Hermosa leyenda para compartir en casa y reflexionar con nuestros hijos:


El rey de un país lejano era admirado por todos los súbditos que reconocían su generosidad y voluntad de ayudar. Muchos de los súbditos se hallaban en el palacio cuando uno de los lacayos les dijo que éste planeaba organizar una fiesta de cumpleaños. Estaban invitados. Cuando la fiesta terminara cada uno recibiría un regalo. Pero, les pedía un favor. Como sería necesario lavar más trastes de los acostumbrados, y el agua que subía a la montaña no era suficiente, tenían que llevar un recipiente lleno de líquido para depositar su contenido en el estanque del palacio. Todos se entusiasmaron.

Al día siguiente se les veía subir con sus recipientes llenos de agua. Algunos eran de buen tamaño. Otros, sólo para salir del compromiso. Otros ni siquiera se molestaron en cargar algo. "El rey es tan bueno", pensaron "que no va a pedirnos nada". Cuando llegaron, vaciaron sus recipientes en el estanque y los dejaron a un lado.

La comida fue espléndida. Después de escuchar la alegre música, el rey y su corte se pusieron de pie para retirarse.  Los invitados, que esperaban el regalo, se inquietaron. Si el rey se iba ya no habría regalos. Cuando desapareció por la escalera que conducía a los aposentos reales murmuraron. "Ya ves que tonto eres -decía un hombre a otro- de nada te sirvió cargar ese recipiente gigante. Yo no cargué nada y comí bastante bien."

Cuando la gente comenzó a dispersarse hombres y mujeres caminaron hasta el lugar donde habían dejado sus recipientes y los hallaron repletos de monedas de oro. Entre más grandes eran, más monedas contenían. A los dedales apenas les cupo una y a quienes no habían llevado nada, nada les tocó. -Agua tengo suficiente -les dijo el rey desde el balcón. Quise ponerlos a prueba y mostrarles que la justicia consiste en darles lo que les toca según su esfuerzo.

-Leyenda popular

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